domingo, 1 de junio de 2014

Universidad S.A.: ¿hacia dónde va la universidad española?



1 comentario:

Philosophic Dragon dijo...

Hola, M.:

Acabo de visualizar el documental al completo. Es muy denso y cada epígrafe daría para un amplio abanico de reflexiones. Muchas veces he albergado dudas sobre el sistema universitario. Y, sinceramente, el vídeo certifica muchas de mis sospechas, así como también me ha ayudado a responder a alguna que otra pregunta que hacía tiempo que me venía haciendo. Después de haberme leído libros, muchos artículos y de haber redactado trabajos, me ha ido pareciendo que en la investigación hay como unas "tendencias" o "modas". De repente, sobre un determinado tema, lees muchísimos artículos, capítulos y demás... y al final llegas a la conclusión de que unos cuantos no parecen aportar nada nuevo. Y se suponía (o se supone) que la investigación consiste en escribir lo que no está escrito y avanzar... y al final, empiezas a dudar de que lo que hacen tus profesores (algunos muy admirables como profesionales y como personas), sea algo novedoso y científico. A mí me ha acabado pasando que, al leer lo que escriben, parece que es muy mejorable, o que no es todo lo ambicioso que podría. No sé si soy yo, que me he vuelto muy exigente y crítica conmigo misma y con lo que espero de ellos, o es que, efectivamente, sus investigaciones valen poco y están hechas a la carrera. Esto último me niego a pensarlo, pero el documental lo expone... y si fuera así, entonces ya me explico por qué muchas veces acaban finalizando sus estudios gente que no ha dado un palo al agua, o un TFG mal escrito, estructurado o presentado acaba formando parte del repositorio institucional, entre otras cosas. Hay cosas que no se pueden tolerar, pero ya sabemos cómo funciona todo de compartimentado: aquí nadie se mueve si no es por sus intereses. No hay voluntad de cambio.

Estoy muy de acuerdo con lo que comentaba el catedrático de filosofía. A la universidad hay que ir por vocación, por estudiar lo que te gusta, y no pensar tanto en el mercado laboral. A mí, precisamente, lo que menos me ha importado en todos estos años ha sido el papelito que me daban al terminar. Lo que para mí en verdad tiene valor es lo que he aprendido, y el reconocimiento de que, efectivamente, he demostrado lo que sabía. La experiencia de aprendizaje, en resumen. Un papel, pensándolo bien, no vale nada. El que vale es su portador. Pero hoy la gente está muy equivocada: sólo ven la universidad como una oportunidad de trabajo. Y muchos no terminan sus estudios, tan siquiera. Quizás si lo hiciéramos así, por vocación, reduciríamos en parte las tasas de abandono. Discrepo frente a aquéllos que dicen que España está saturada de médicos, ingenieros y abogados. El que ha ido a la academia, ya sabe con cuántos compañeros empezó en su primer año, y cuántos le acompañaron el último. No nos sobran titulados. Cada año se hacen cribas y se va tirando a los que no valen para atrás. Otros, simplemente, abandonan porque no pueden costearse el doble de lo que cuesta una primera matrícula en una asignatura. Y si alguien quiere ajustar las titulaciones según la oferta y la demanda y así, que entren cuatro, pero que salgan con trabajo, a ver qué hacemos los de titulaciones humanísticas. Con ese pragmatismo, desaparecemos, porque, a diferencia de los físicos, los ingenieros y otros, nuestra labor intelectual no está remunerada como tal...

Saludos de una servidora.
L.